Twenty-Second Sunday in Ordinary Time, Year B-2021

Fresh Start in Life for Us Men and Women

Jesus shows us the new that one has yet to see or hear or think of. To be his disciples, we have to make a fresh start.

The Pharisees and scribes ask Jesus why his disciples do not follow the tradition of the elders. It is because the disciples eat with hands that are not clean; they do not wash them first. And his answer is also a call. He calls on the guardians of the law, the people too, to make a fresh start.

But such a call is also for us disciples. For we are not always quick to welcome the new that our Teacher announces. We were warned about this in the gospel last Sunday.

It told us that many disciples went back to their old life; they no longer walked with him. His teaching was too much, so new, even shocking. To accept it, they would have to make new, fresh, the way they were and behaved.

Today’s gospel is about, yes, the question of our leaving Jesus. The new amazes us, but amazement comes and goes, and turns into rejection (Mk 1, 26; 6, 1-6). The “hosanna” becomes “crucify him” (Mk 11, 10; 15, 13. 14).

And old customs and traditions die hard. They also wield power and sway. On those of us, in particular, who fear being considered outcasts.

But it is even harder for us to break with “we-have always-done-it-this-way” (EG 33) if to keep it means to look good before others. Fit to get greetings, praises, honor, power (EG 277). And such titles as “Defenders of the Faith” and “Protectors of the People,” so that these do not stray.

Do we like to start fresh and yet enjoy, at the same time, the goods that keeping the tradition brings?

No, we are not few, those of us who want to see to it that we have the best of both worlds. We want to serve God and money. To serve and be served; clericalism still stains us (EG 102). We still have to grasp what St. Vincent did, namely, “that a true life of faith fills the soul to the brim in a way that has no limit.” Hence, “all yearning and craving for earnings, promotion and security” are not needed.

Yes, at odds are the old life and the new life, to which Jesus calls us. Patchwork is of no use; one pours new wine into fresh skins (Mk 2, 21-22; TWVDP 53).

So then, we have to let the Spirit make new our inmost being; we must put on the new self (Eph 4, 23-24). It is our task to “strip ourselves of the old Adam in order to clothe ourselves with Jesus Christ” (SV.EN XI:850).

For Jesus embodies the new; near him, we get to know a different life. The new life, in which creative love is above all rules, all laws of nature and physics, all traditions (SV.EN X:478; SV.EN XI:131). The whole and pure life of religion and charity (SV.EN VI:413), till the body is given up and blood is shed.

Lord Jesus, create for us clean hearts; put steadfast and fresh hearts in us. Thus, no evil will come from within us.

29 August 2021

22nd Sunday in O.T. (B)

Dt 4, 1-2. 6-8; Jas 1, 17-18. 21b-22. 27; Mk 7, 1-8. 14-15. 21-23

VERSIÓN ESPAÑOLA

Renovar toda la vida y todo el ser humano

Jesús da a conocer lo nuevo que no se ha visto ni oído ni imaginado nunca. Para que seamos sus discípulos, nos tenemos que renovar.

Los fariseos y los escribas preguntan a Jesús por qué sus discípulos no siguen la tradición de los mayores. Es que los discípulos comen con manos no puras; comen sin antes lavarse. Y la respuesta es una llamada también. Llama él a los guardianes de la ley y a la gente a procurarse renovar.

Pero tal llamada es para nosotros también. Pues aun los discípulos no siempre acogemos pronto lo nuevo que el Maestro nos proclama. De esto se nos advirtió en el evangelio del domingo pasado.

Se nos contó que muchos discípulos se echaron atrás; no volvieron a caminar con Jesús. Su enseñanza les sonó demasiado extraña, nueva y aun escandalosa. Para aceptarla se habrían de renovar en su forma de ser y hacer.

El evangelio de hoy se trata, sí, de la cuestión de la partida de los discípulos. Nuestro asombro por lo nuevo viene y se va, y da paso al rechazo (Mc 1, 26; 6, 1-6). La «hosanna» de pronto se convierte en «crucifícalo» (Mc 11, 10; 15, 13. 14).

Y las viejas costumbres y las tradiciones no solo no son fáciles de romper. Ejercen también fuerza e influencia. En particular, sobre los que tememos que se nos tome por parias.

Pero aún más duró nos resultará cambiar lo que siempre «se ha hecho así» (EG 33) si por así seguir se nos cuenta por justos. Dignos de «reconocimientos, aplausos, premios, puestos» (EG 277). De los títulos de «Defensores de la ley» y «Protectores de la gente», para que ella no se desvíe del camino recto.

¿Acaso nos queremos renovar a la vez que nos gozamos de los bienes que produce la guarda de las tradiciones?

No, no somos pocos los que buscamos un arreglo que nos dé lo mejor de ambos mundos. Queremos servir a Dios, sí, y al dinero. Venimos para servir, pero también para ser servido; aún nos mancha el clericalismo (EG 102). Nos queda por captar lo que san Vicente. A saber, «que una verdadera vida de fe llena el alma y la satisface infinitamente». Está de más, por lo tanto, toda ambición «de rentas, ascensos y seguridades».

De verdad, no puden sino andar a la greña la vida vieja y la nueva, a la que nos llama Jesús. Los petachos no sirven de nada; a vino nuevo, odres nuevos (Mc 2, 21-22).

Así que hemos de dejarnos renovar en la mente y el espíritu y vestir del hombre nuevo (Ef 4, 23-24). Nos toca, sí, despojarnos del viejo Adán para revestirnos de Jesucristo (SV.ES XI:788).

Pues encarna Jesús lo nuevo; cerca de él, descubrimos la vida de otra forma. La vida nueva, en la que el amor inventivo está por encima de todas las reglas, leyes de la naturaleza y la física, y las tradiciones (SV.ES XI:65. 1125). La vida íntegra y pura de religión y de caridad (SV.ES VI:370), hasta que se entregue el cuerpo y se derrame la sangre.

Señor Jesús, no nos dejes de renovar por dentro con espiritu firme; crea en nosotros un corazón puro. Así no saldrá de nuestro interior nada malo.

29 Agosto 2021

22º Domingo de T.O. (B)

Dt 4, 1-2. 6-8; Stg 1, 17-18. 21b-22. 27; Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23