Twenty-First Sunday in Ordinary Time, Year C-2022
- Meal of Salvation, Meal of Judgment
Jesus is the meal to which we are all invited, so that we may not perish but have eternal life. Do we come to it wearing the proper attire?
To enter God’s kingdom, it is not enough to be in a meal with Jesus, once, twice or more. He says so as he answers one who asks, “Lord, will only a few be saved?”
There is no mention of the name of the one who asks. This may suggest it is a question we all ask time and again. That is to say, it has to do with what we ask about the meaning of life (GS 1).
But Jesus lets us know that the one who asks is not on target. True, his question comes from the depths of our being and worries us. Yet Jesus does not answer it.
For him, it is not a matter of how many or who will be saved. Or if only a few will share in the Messiah’s interim rule. Or if only those from Israel will make up God’s kingdom when he fully sets it up. Rather, it is a matter of what should all do to get to share the meal in God’s kingdom.
Yes, it is about what those from Israel, and those from the east and the west, have to do. And those, too, from the north and the south. For, after all, the Lord will gather nations of all tongues and will set a sign for them.
Indeed, Jesus’ concern has to do with the how of salvation. It is what he teaches in towns and villages on the way to Jerusalem. Hence, he tells one and all, “Strive to go in through the narrow gate.”
The way to, and the meal in, the kingdom
There are two gates and two ways: the wide gate and the easy way; the narrow gate and the hard way. The first gate and first way, through which many pass, lead to ruin. But the second gate and the second way, that few find, lead to life.
The narrow gate and the hard road, of course, point to the hard work that repentance demands. For Jesus’ gate and way have nothing to do with “cheap grace.”
No, Jesus does not call us to laxity. That is to say, to be free as Christians does not mean to be libertines (see SV.EN XII:81). And, of course, God is not to be mocked. Also, to be a disciple means mortification and discipline, as St. Paul and the letter to the Hebrews speak of them.
But Jesus’ gate and way, most of all, are about the “simple faith of Yahweh’s poor.” This faith goes against those who are sure and boast of God’s blessings, those who trust too much in their being “first.” In their being chosen. For being so sure and haughty, they run the risk of ending up “last.” Maybe they do not recall what God says: “You only have I chosen of all the families of the earth; so, I will punish you for all your sins.”
Hence, those who strive to go in through Jesus’ gate and way do not take their salvation for granted. Do we belong to them? Do we come to Jesus’ meal wearing the proper attire?
Lord Jesus, do not let us belong to those who are haughty and go to your meal, yet sow division.
21 August 2022
21st Sunday in O.T. (C)
Is 66, 18-21; Heb 12, 5-7. 11-13; Lk 13, 22-30
VERSIÓN ESPAÑOLA
- Comida de salvación, comida de juicio
Jesús es la comida a la que se nos llama a todos, para que no perezcamos, sino tengamos vida eterna. ¿Venimos a ella en traje apropiado?
Para que se entre en el reino de Dios, no basta con que se esté en una comida con Jesús. Una vez, dos veces o más. Esto lo dice él al contestar al que le pregunta: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?».
No hay mención del nombre del que pregunta. Quizá se nos da a entender que es una pregunta que hace todo hombre una y otra vez. Es decir, tiene que ver ella con los interrogantes sobre el sentido de la vida (GS 1).
Pero Jesús indica que no acierta el que pregunta. Su pregunta tiene que ver, sí, con interrogantes que vienen de lo más íntimo de nuestro ser y nos dan angustia. Pero Jesús no da respuesta a la pregunta.
Para él, no es cuestión de cuántos o cuáles se salvarán. O de si solo pocos tendrán parte en el reino interino del Mesías. Ni de si todos, o solo los de Israel, formarán parte de ese reino una vez establecido de modo pleno. Es cuestión, más bien, de qué han de hacer todos para lograr participar en la comida en el reino de Dios.
Se trata, sí, de qué han de hacer, los de Israel y los de oriente y occidente. Y los del norte y del sur. Pues, después de todo, el Señor reunirá a las naciones de toda lengua, y les dará una señal.
De verdad, lo que le interesa a Jesús es el cómo de la salvacion. Eso es lo que él quiere enseñar mientras recorre, de camino a Jerusalén, pueblos y aldeas. Por lo tanto, les dice al que pregunta y a todos: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha».
El camino y la comida del reino
Dos puertas hay y dos caminos: la puerta ancha y el camino fácil; la puerta estrecha y el camino angosto. La primera puerta y el primer camino, por los que pasan muchos, llevan a la ruina. Y la segunda puerta y el segundo camino, que pocos hallan, llevan a la vida.
La puerta estrecha y el camino angosto, claro, aluden a los esfuerzos que exige la conversión. Pues la puerta y el camino de Jesús no tienen que ver con la «gracia barata».
No, no nos llama él al laxismo. Es decir, ser libres no quiere decir ser libertinos (véase SV.ES XI:397). Y, claro, de Dios no se burla nadie. También ser discípulo supone las mortificaciones y correciones, de las que hablan san Pablo y la carta a los Hebreos.
Pero la puerta y el camino de Jesús tienen que ver, sobre todo, con la «fe sencilla de los pobres de Yahveh». Esa fe se opone a los que están seguros y se engríen de las bendiciones de Dios. A los que confían demasiado en ser los «primeros». En ser elegidos. Por su seguridad y su arrogancia, corren el riesgo de terminar los «últimos». Quizás no se acuerdan de lo que dice Dios: “Solo a vosotros elegí entre todas las familias de la tierra; por eso os pediré cuentas de todas vuestras iniquidades».
Por lo tanto, los que se esfuerzan en entrar por la puerta y el camino de Jesús no dan por hecha su salvación. ¿Somos de ellos? ¿Venimos en traje apropiado a la comida de Jesús?
Señor Jesús, no nos dejes ser de los arrogantes y exclusivitas que van a tu comida, pero siembran las divisiones.
21 Agosto 2022
21º Domingo de T.O. (C)
Is 66, 18-21; Heb 12, 5-7. 11-13; Lc 13, 22-30