Thirty-Third Sunday in Ordinary Time, Year C-2022
- Sun of Justice That Saves and Heals
Jesus is the sun of justice that enlightens us who dwell in darkness and the shadow of death.
The Ukrainians suffer very much due to the war. And life will be harder still for millions. For they are plunged into the cold and the dark; thanks to the sun for heat and light. For a third of the energy infrastructures have been attacked and destroyed.
But the Ukrainians, just like us, thank our Father in heaven most of all. He makes his sun rise on the bad and the good. He, of course, hears the cries of those who suffer. Hence, he helps those whom enemy forces press hard and bring down. He is their strength, their might and their savior; he crushes wars. He makes all things work for the good of those who love him.
Sun of justice
And we need the sun of justice so it warms those who are cold and do not care. For truth no longer matters to not a few folks.
We need the sun, too, so that it may enlighten those who are in darkness. For greed blinds many; they cannot see the causes of wars nor distinguish good from evil.
We need Jesus, yes, to remind us that things human do not last. To warn us, too, that places that do not welcome God’s kingdom condemn themselves to ruin.
And so that no one may fool us “in times of crisis, turmoil and confusion.” For in such times, strange teachings sweep us away more easily (see 2 Tim 4,3-4; Heb 13, 9). We might even get to believe that to wait for the Lord means to be busy with minding others’ business.
But what is crucial is to stay true to him, to his Good News. He will help us so that we do not panic, so we may be read rightly the signs of the times. He will give us wisdom in speaking. And with his help, it will be clear to us that hard times are a chance to give witness to him with perseverance. We shall grasp, too, that the Good News is not a thing to be ashamed of; it is God’s power for salvation.
And, above all, Jesus will make us see that to do good is to invite conflict (SV.EN I:75). But he will also let us know that wounding means healing. That to lose life, for the cause of God’s kingdom and justice, is to gain it. That to give up the body and to shed blood means life for him who does so, and for those who are inn communion with him.
Lord Jesus, sun of justice, shed on us your rays that will heal our hearts wounded by hatred and jealousy.
13 November 2022
33rd Sunday in O.T. (C)
Mal 3,19-20a; 2 Thes 3, 7-12; Lk 21, 5-19
VERSIÓN ESPAÑOLA
- Sol de justicia que salva y sana
Jesús es el sol de justicia que nos ilumina a los que vivimos en tiniebla y sombra de muerte.
Los ucranianos sufren mucho a causa de la guerra. Y aún más dura se les hace la vida a millones. Pues se ven sumidos en el frío y la oscuridad; gracias al sol que les da calor y luz. Es que la tercera parte de las infraestructuras eléctricas del país han sido atacadas y destruidas.
Pero los ucranianos, al igual que nosotros, dan gracias sobre todo al Padre que está en el cielo. Hace él salir su sol sobre malos y buenos. Oye, desde luego, los clamores de los que sufren. Ayuda, por lo tanto, a los empujados por las fuerzas enemigas que los buscan derribar. Él es la fuerza, la energía y la salvación de ellos; él quebranta las guerras. Dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman.
Sol de justicia
Y se necesita el sol de justicia para que se les dé calor a los fríos e indiferentes. Pues no les importa a no pocos la verdad.
Hay necesidad también del sol a fin de que se les alumbre a los que viven en la oscuridad. Es que la codicia ciega a muchos; no pueden ver las causas de la guerra ni distinguir el bien del mal.
Necesitamos a Jesús, sí, para que nos recuerde que todo lo humano es caduco. Para que nos advierta también que todo lugar que no acoja el reino de Dios se condenará a la ruina.
Y para que no nos engañemos «en momentos de crisis, desconcierto y confusión». Es que en esos momentos más fácilmente nos dejamos arrastrar por enseñanzas extrañas (véase 2 Tim 4, 3-4; Heb 13, 9). Hasta llegar a creer quizá que esperar al Señor quiere decir ocuparnos en no hacer nada.
Pero lo decisivo, sí, es ser fiel a él y a su Buena Noticia. Él nos ayudará a no tener pánico y a leer con acierto las señales de los tiempos. Nos dará palabras y sabiduría. Y con su ayuda, nos quedará claro que los momentos duros serán ocasión de dar testimonio de él con paciencia. Captaremos también que la Buena Noticia no es motivo de vergüenza; es poder de Dios para la salvación.
Y, sobre todo, Jesús nos hará ver que apenas se puede hacer el bien sin conflictos (SV.ES I:143). Pero se nos dará a conocer también que la herida quiere decir la sanación. Que perder la vida, por el reino de Dios y su justicia, es ganarla. Que entregar el cuerpo y derramar la sangre quiere decir vida para el que lo hace y para los que comulgan con él.
Señor Jesús, sol de justicia, haz brillar sobre nosotros tus rayos que nos sanen los corazones, lastimados por el odio y la envidia.
13 Noviembre 2022
33º Domingo de T.O. (C)
Mal 3,19-20a; 2 Tes 3, 7-12; Lc 21, 5-19