Palm Sunday, Year C-2019
- Fill Up What is Lacking in Christ’s Afflictions
On the cross, the one who bears our sufferings carries out fully our redemption. And to gaze at him mournfully and prayerfully is to pledge to fill up in our flesh what is lacking in his afflictions (see Col 1, 24).
It is not that the work of Christ is not enough (see The New Jerome Biblical Commentary [1990] 54:16). To fill up what is lacking means bearing rather one’s share of hardships for the Gospel (see 2 Tim 1, 8). Or, as Augustine puts it, our sufferings are missing, considering that we are members of Christ’s body. So, they have to be added.
In other words, looking at the cross to honor it commits us to “all types of suffering” (SL.EN:775). It means heeding Jesus’ call to take up our cross and follow him in bringing the Gospel to the poor.
And the world hates those who truly belong to Jesus, for it hates him first (Jn 15, 18-20). Worldly people beset him, and so they do the same to his servants. They rebuke him, too, and his followers. So, needless to say, haters fill up what is lacking in their ancestors’ measure (Mt. 23, 32).
Moreover, they cannot stand Jesus calling them hypocrites, children of the Father of lies. His followers, then, who call out lies have to bear the brunt of the anger of the forces of darkness.
Nor can liars bear the new that Jesus and his disciples bring in and their questioning of traditional practices. They do not want either to have anything to do with addressing women and giving them their due. With giving also a hearing and even hope to common criminals and asking forgiveness, moreover, for the guilty.
And wholly odd to them is the “authority” that does not lord it over others, but serves and obeys to death. To self-emptying and helpless death on a cross. Yet only such self-emptying can fill us; this helplessness takes us out of the rut of sin, suffering, death.
Lord Jesus, we recall at your Supper that we live in you through your death and must die in you through your life (SV.EN I:276). Make us hunger and thirst for your righteousness, and go to you always, so that we may have our fill.
14 April 2019
Palm Sunday (C)
Lk 19, 28-40; Is 50, 4-7; Phil 2, 6-11; Lk 22, 14 – 23, 56
VERSIÓN ESPAÑOLA
- Completar lo que falta a los padecimientos de Cristo
El que aguanta nuestros dolores consuma en la cruz nuestra redención. Contemplarlo con llanto es comprometernos a completar en nuestra carne lo que falta a sus padecimientos (véase Col 1, 24).
No es que no baste la obra de Cristo (véase The New Jerome Biblical Commentary [1990] 54:16). Completar lo que falta quiere decir más bien participar en los padecimientos por el Evangelio (véase 2 Tim 1, 8). O, como lo expresa san Agustín, faltan nuestros padecimientos. Por eso, deben ser añadidos, pues somos miembros del cuerpo de Cristo.
En otras palabras, contemplar la cruz para honrarla es comprometernos a «toda clase de sufrimientos» (SL.ES:763). Esto significa aceptar la invitración de Jesús a que tomemos nuestra cruz y lo sigamos en la evangelización de los pobres.
Y el mundo odia a cuantos pertenecen verdaderamente a Jesús, pues el mundo lo odia primero (Jn 15, 18-20). Lo persiguen los mundanos, por eso persiguen también a sus siervos. Los reprenden asimismo a él y a sus seguidores. Está de más decir, pues, que esos odiadores no dejan de completar la medida de sus antepasados (Mt. 23, 32).
No toleran además que Jesús los llame hipócritas, hijos del Padre de la mentira. Así que los discípulos que denuncian a los mentirosos sufren las peores consecuencias de la ira de las fuerzas de la oscuridad.
Ni soportan los mentirosos la novedad que introducen Jesus y sus seguidores ni la cuestión en la que ponen éstos las observancias tradicionales. No les gusta tampoco a los tradicionalistas tener algo que ver con hacerles caso a las mujeres o reconocer sus derechos. O con dar consideración e incluso esperanza a los criminales y pedir perdón en favor de los culpables.
Y les resulta extraña a los guardianes de las tradiciones la «autoridad» que no domina a nadie, sino que sirve y se somete a la muerte. A la muerte abnegada e indefensa en la cruz. Con todo, solo tal abnegación nos puede saciar o completar; esa indefensión nos ayuda a salir del bache de pecado, sufrimiento y muerte.
Señor Jesús, nos acordamos en tu Cena de que vivimos en ti por tu muerte y que hemos de morir en ti por tu vida (SV.ES I:320). Haz que tengamos hambre y sed de justicia, para que nos podamos saciar, completar.
14 Abril 2019
Domingo de Ramos (C)
Lc 19, 28-40; Is 50, 4-7; Fil 2, 6-11; Lc 22, 14 – 23, 56