Fourth Sunday of Advent, Year A-2022
- Justify Those Who Are Not Wholly Just
Jesus is “God-with-us.” This name makes known that the one who alone is holy is with us who are not holy; he wants to justify us.
The angel of Joseph’s dream seems to justify Mary, to show her not guilty, to say that she has been true to him. But there are those who think that it is Joseph that the angel seeks to justify (see Comentarios al Evangelio). That is to say, the just man has to be even more just, more conformed to God’s plans.
Joseph, they say, knows, even before dreaming, that her bride-to-be has conceived while remaining a virgin. Hence, he does not doubt her faithfulness. What troubles him is that he does not feel fit to be the father of her Son by the Holy Spirit.
Clearly, then, Joseph is one of those who are lowly and downhearted who tremble when God, awesome and drawing, speaks. He is one of those God has chosen; they admit that they are not capable nor worthy (Ex 3, 11; Is 6, 5-6; Jer 1, 4-6). Hence, they do not want God to call them. Joseph feels as Peter and the centurion will feel later.
And Joseph sees that he is not only not worthy before God but also before Mary. His bride-to-be conceiving by the power of the Holy Spirit, a mystery one cannot speak of, grasp and fathom, leaves the bridegroom fearful and wondering. He does not think, then, that he can bear to be with her. Will not Elizabeth feel so later? Be it as it may, Joseph wants to pull back and thinks of leaving Mary. She can be his no more; she is God’s. Also, since he is a man, he cannot be her Son’s father, for only God can.
To justify those who are not just nor worthy
But then the angel appears to the one who doubts and is troubled. He tells the doubtful to get over his fear and to live with his wife-to-be. He trusts him, besides, so that he gives him the task to give a name to Mary’s baby. So, Joseph is established, by the law and by the Holy Spirit, as Mary’s Son’s true father. And that is why on Joseph’s answer depends, too, that Jesus saves us. That Jesus is God-with-us, who is close and intimate, lowly, and welcomes and respects all (see Está con nosotros).
And God also calls us by his “pure mercy,” though “we are weak” (SV.EN IX:284). He calls us, yes, to work with him, as Joseph, in saving us. For on our “yes” depends, too, that Jesus may save us, that God be with us.
Lord Jesus, you seek to save and justify the little ones, those who are not just nor worthy, even by giving up your body and shedding your blood. Grant that we be true and believable witnesses of your being with us.
18 December 2022
Fourth Sunday of Advent (A)
Is 7, 10-14; Rom 1, 1-7; Mt 1, 18-24
VERSIÓN ESPAÑOLA
- Justificar a los no del todo justos
Jesús es «Dios-con-nosotros». Da a conocer este nombre que el que solo es santo se nos une a los no santos; nos quiere justificar.
El ángel de los sueños de José parece justificar a María, probar su inocencia, decir que ella ha sido fiel. Pero al parecer de unos, es José al que el ángel busca justificar (véase Comentarios al Evangelio). Es decir, el hombre justo se tiene que hacer aún más justo, se ha de ajustar más a los planes de Dios.
José, —se nos comenta—, sabe, aun antes de la aparición del ángel, de la concepción virginal de María. No duda él, por lo tanto, de la fidelidad de ella. Se desconcierta él, más bien, por sentirse no digno de ser padre del Hijo que ella espera, por obra del Espíritu Santo.
Se ve, por lo tanto, que José es de los humildes que tiemblan ante las palabras de Dios, tremendo y fascinante. Es de los que a quienes Dios elige, los cuales se admiten no capaces ni dignos (Éx 3, 11; Is 6, 5-6; Jer 1, 4-6). Es por eso que no quieren que Dios los llame. También se siente José del mismo modo que Pedro y el centurión, más tarde.
Y no solo se estima José no digno ante Dios, sino también ante María. La concepción virginal de la desposada, misterio que no se puede decir, comprender ni sondear, lo deja al desposado temoroso y admirado. Él, pues, no se cree capaz de soportar la presencia de ella. ¿No así se sentirá más tarde Isabel? De todos modos, José se quiere retirar y piensa en dejar a María. Ella ya no puede ser de él; ella es de Dios. Y no hay hombre que pueda ser padre del Hijo de ella, que éste es de Dios.
Justificar a los no justos ni dignos
Pero al que tiene duda y se desconcierta se le aparece, sí, el ángel. Se le dice al que duda que venza él el miedo y no tenga reparo en vivir con su esposa. Se le confía, además, la tarea de dar nombre a la criatura que hay en María. A José, pues, se le constituye, de acuerdo con la ley y con el Espíritu Santo, padre del Hijo de María. Y se debe a esto que no puede prescindir de la respuesta de José el salvarnos Jesús. El ser Jesús Dios-con-nosotros, que es cercano, íntimo y humilde, y acoge y respeta a todos (véase Está con nosotros).
Y también Dios nos llama «por pura misericordia» a los que «somos débiles» (SV.ES IX:332). Nos llama él, sí, a trabajar con él en la obra de nuestra salvación del mismo modo que José. Pues de nuestro «sí» depende también el que Jesús nos salve, el que Dios esté con nosotros.
Señor Jesús, buscas salvar y justificar a los pequeños, no justos ni dignos, aun entregando tú tu cuerpo y derramando tu sangre. Concédenos ser fieles y creíbles testigos de que tú estás con nosotros.
18 Diciembre 2022
Domingo 4º de Adviento (A)
Is 7, 10-14; Rom 1, 1-7; Mt 1, 18-24