First Sunday of Lent, Year A-2023

From VincentWiki
Tempt Someone Is Not What God Does

Jesus let the devil tempt him just as we are tempted, though he did not sin. Hence, he can feel for us who are weak, and lift us up.

James makes clear that God does not tempt us. We are tempted by our own evil desire.

Today’s first reading and gospel, though, suggest that the devil prowls around and looks for those whom to tempt. And he is Satan, that is to say, the adversary. He accuses us day and night before God.

And it seems the devil likes to tempt more the “souls who are trying to serve God.” “All those who try to live a holy life” (SV.EN IX:539-540). In turn, those whom the devil does not fail to tempt are to resist him in the same way as Jesus.

Yes, we should not give in to the temptations of the one who puts stumbling blocks before us. For Satan seeks no more than to take us away from what God wants. And to make us think and act as we please.

Beware of the one who can tempt us without our knowing it.

No, it does not cross our minds to turn stones into bread. But there are many of us who use God as a means to have a fill of what we need. Do we not worry too much about what we need and even about what may lead to a life of ease? Do we help those who are poor and have the religion and living faith of those who live by God’s word? Rather, do we not cry for help and whine? “My room, my books, my Mass” (SV.EN XI:190).

And far be it from us to tempt God and risk our life just to boast that we are his chosen ones. Still and all, since we act out of human respect, we do not wholly give glory to God (SV.EN XI:52-53). Hence, we end up using God as a tool to attain fame.

Of course, we expressly refuse also to exchange worship of God for worship of money. Yet we have to admit, too, that it is for a reason that we are warned about the danger of wealth. For, indeed, “abundant possessions can fog over a person’s feel for God, and feed an illusion of some level of equality with the Divine.” And how easy for us to go against Phil 2, 3 and think we are more godly, more like God, than others.

And, yes, God wants those he created in his image to be like him. But in the same way as Jesus, through whose obedience we get to be just. He turned lowly, so God lifted him above all. He served, and gave up his body and shed his blood, so God raised him from the dead. Hence, we confess, “Jesus Christ is Lord,” to the glory of God the Father.

Lord Jesus, let not the Adversary, who cannot but tempt us, lure and entice us.


26 February 2023

First Sunday of Lent (A)

Gen 2, 7-9; 3, 1-7; Rom 5, 12-19; Mt 4, 1-11


VERSIÓN ESPAÑOLA

Tentar a alguien, eso no lo hace Dios

Jesús se dejó tentar en todo igual que nosotros, aunque no pecó. Es por eso que puede compadecerse de los que somos débiles y alentarnos.

Deja claro Santiago que el tentar no proviene de Dios. Se nos prueba a los hombres por nuestros malos deseos.

La primera lectura y el evangelio de hoy, en cambio, indican que el diablo ronda y busca a cuáles tentar. Y él es Satanás, es decir, el adversario. Nos acusa día y noche ante Dios.

Y, por lo visto, le gusta al diablo tentar más a «las almas que quieren servir a Dios». A «todos los que desean vivir santamente» (SV.ES IX:615). A su vez, claro, los que el diablo no deja de tentar le han de resistir del mismo modo que Jesús.

Hay que rechazar las tentaciones, sí, del que pone ante nosotros piedras de tropiezo. Pues Satanás busca no más que nos alejemos de lo que quiere Dios, y pensemos y actuemos como nos dé la gana.

Cuidado con el que nos puede tentar sin darnos cuenta de ello.

No, no se nos ocurre tratar de convertir las piedras en panes. Pero no somos pocos los que nos servimos de Dios cual un medio para saciarnos a nosotros mismos. ¿No nos preocupamos demasiado de lo que necesitamos y aun de lo que haga que nos sea más cómoda la vida? ¿Asistimos a los pobres y nos imbuimos de la religión, la fe viva, de los que viven de la palabra de Dios? ¿No gritamos, más bien, pidiendo ayuda y quejándonos? «Mi cuarto, mis libros, mi misa» (SV.ES XI:120).

Y lejos de nosotros tratar de tentar a Dios y arriesgar la vida por buscar mostrarnos hijos elegidos suyos de modo ostentoso. Con todo, los que obramos por respeto humano no del todo damos a Dios la gloria (SV.ES XI:750). Por lo tanto, terminamos haciendo de Dios un instrumento para darnos gloria a nosotros mismos.

De forma expresa rehusamos también cambiar el culto de Dios por el culto del dinero. Pero se ha de admitir también que con razón se nos advierte una y otra vez del peligro de la riqueza. Pues, sí, «las posesiones abundantes pueden empañar el sentir de una persona por Dios, y alimentar una ilusión de cierto nivel de igualdad con lo divino». Y cuán fácil para nosotros llegar a ir en contra de Fil 2, 3 y creernos más santos, más parecidos a Dios, que los demás

Y quiere Dios, sí, que los creados a su imagen seamos como él. Pero del mismo modo que Cristo, por cuya obediencia nos hacemos justos. Se rebajó, por lo tanto, Dios lo levantó sobre todo. Sirvió, y entregó su cuerpo y derramó su sangre, es por eso que Dios lo resucitó. Y por lo tanto, proclamamos: «¡Jesucristo es Señor!», para gloria de Dios Padre.

Señor Jesús, no dejes que nos arrastre y seduzca el Adversario que no nos puede sino tentar.


26 Febrero 2023

1º Domingo de Cuaresma (A)

Gén 2, 7-9; 3, 1-7; Rom 5, 12-19; Mt 4, 1-11