Fifth Sunday in Ordinary Time, Year B-2021

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Persevere in the Faith and in Service

Jesus does not lose heart till he brings justice to the earth. As disciples we are to follow him and to persevere in the faith and in service.

Job muses that life is but a drudgery. Hence, he seems to lose heart; it seems he is not going to persevere. Never mind that before he praised God and did not sin (Job 1, 21-22; 2, 10).

But in the end, all is well that ends well. For after a dialogue with God that frees him from a monologue that imprisons, Job finds wisdom in suffering (Job 42, 5-6).

Still and all, the least in the kingdom of God are wiser than him. For they do not run the risk not to persevere in their living faith (SV.EN XI:190). They do not “get carried away with impatience; not at all or rarely” (SV.EN XII:142).

One can say, yes, that, better than Job, they are “patient amid the abject poverty they have to suffer.” For they do not curse the day they were born. Nor do they compare themselves to a slave who longs for the shade or to a hired hand who waits for his wages.

No, it is not true that life is but misery. The truth is that “the day of prosperity makes one forget adversity; the day of adversity makes one forget prosperity” (Sir 11, 25). Wiser are the poor who accept all of life’s mysteries of joy, light, sorrow and glory.

To persevere is to pray and live all the mysteries.

The Son of God becomes like us in all things but sin. That is to say, he makes his own our human condition of joy, light, sorrow and glory.

But though a man, Jesus does not leave behind his divinity. For he wants to share it with us. He becomes weak to strengthen us. He brings us the joyful and luminous Good News of the kingdom of God and his justice.

And to announce Good News is to court conflicts (SV.EN I:75). Before them, those weak in faith lose heart. But Jesus himself firmly decides to persevere (Lk 9, 51).

Of course, we disciples are to do as our Teacher. We have to go around villages, near and far, to bring the Good News, to cure diseases. To take care of the spiritual and temporal needs of the poor (SV.EN XII:77-78). Indeed, woe to us if we do not preach the Gospel “by words and by works.” And if the needy gather at the door, that will be our chance to “leave God for God” (SV.EN IX:252).

Jesus, yes, shows us what to do. For the sake of the joy that is before him, he endures the cross (Heb 12, 2). He despises its shame. That is why he takes his seat in glory at the right of God’s throne. Hence, we have to persevere, even if we have to give up our bodies and shed our blood. What he shows us is the food we need to persevere in the journey (1 Kgs 19, 7). Or it will be too long for us.

Grant that we persevere till death. So, guide us through the joys and sorrows of this life to the light and glory of the life to come.


7 February 2021

5th Sunday in O.T. (B)

Job 7, 1-4. 6-7; 1 Cor 9, 16-19. 22-23; Mk 1, 29-39


VERSIÓN ESPAÑOLA

Perseverar en la fe y en el servicio

Jesús no se quiebra hasta implantar el derecho en la tierra. Nos toca a los discípulos seguirle y perseverar en la fe y en el servicio.

Se pregunta Job si la vida no es más que un duro servicio. Parece, por lo tanto, que él se quiebra, que no va a perseverar. Si bien antes bendijo él a Dios y no pecó (Job 1, 21-22; 2, 10).

Pero en fin, bien está lo que bien acaba. Pues tras dialogar con Dios y librarse del monólogo que encarcela, descubre Job la sabiduría en los sufrimientos (Job 42, 5-6).

Aún así, resultan más sabios que él los más pequeños del reino. Pues éstos no corren el riesgo de no perseverar en la fe viva (SV.ES XI:120, 462). Es que no se dejan «llevar de la impaciencia; nunca, o muy raras veces».

Se puede decir, sí, que esas gentes enseñan, mejor que Job, la «paciencia en las miserias que hay que sufrir». Son más sabias. Pues no maldicen el día en que nacieron (Job 3, 3). Ni se comparan con un esclavo que suspira por la sombra, o con un jornalero que aguarda su salario.

No, no es verdad que la vida no es nada más que miseria. La verdad es que «un día dichoso hace olvidar la desgracia; un día desgraciado hace olvidar la dicha» (Eclo 11, 25). Más sabios son los pobres que oran y viven todos los misterios de la vida: gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos.

Perseverar quiere decir orar y vivir todos los misterios.

El Hijo de Dios se hace igual que nosotros en todo, menos en el pecado. Es decir, vive él la condición humana de gozo, luz, dolor y gloria.

Pero al hacerse hombre, no abandona Jesús su divinidad, la que nos quiere compartir. Se hace él débil para fortalecernos. Nos trae la gozosa y luminosa Buena Nueva del reino de Dios y su justicia.

Y anunciar esa Buena Nueva es buscar contrariedades (SV.ES I:143). Ante ellas se quiebran los de poca fe. Pero Jesús mismo toma la firme decisión de perseverar (Lc 9, 51).

Está de más decir que hemos de hacer los discípulos lo que el Maestro. Nos toca, pues, recorrer aldeas cercanas y lejanas para anunciar la Buena Nueva, para curar enfermedes. Para remediar las necesidades espirituales y temporales de los pobres (SV.ES XI:393). De verdad, ¡ay de nosotros si no anunciamos «de palabra y de obra» la Buena Nueva! Y si se nos agolpa a la puerta, se nos presentará una oportunidad para «dejar a Dios por Dios» (SV.ES IX:297).

Jesús, sí, nos da ejemplo. Por el gozo que se le pone delante, soporta él la cruz (Heb 12, 2). Menosprecia la ignominia, y es por eso que se sienta en gloria a la derecha del trono de Dios. Hemos de perseverar, por lo tanto, hasta entregar el cuerpo y derramar la sangre. Su ejemplo es el alimento que necesitamos para perseverar en el camino, el cual es superior a nuestras fuerzas (véase 1 Re 19, 7).

Señor Jesús, concédenos perseverar hasta la muerte. Guíanos, pues, por los gozos y los dolores de esta vida hacia la luz y la gloria de la vida más allá.


7 Febrero 2021

5º Domingo de T.O. (B)

Job 7, 1-4. 6-7; 1 Cor 9, 16-19. 22-23; Mc 1, 29-39