Eleventh Sunday in Ordinary Time, Year B-2021

From VincentWiki
Patient and Lowly as Jesus and Farmers

Jesus is meek and lowly of heart. He wants us to catch his meekness and lowliness. Needless to say, the meek and lowly are patient, too, and they put their trust in God.

Jesus is a good and patient Teacher. And “teacher” is the title he receives more than any other. For us, of course, who believe in him, he is the Teacher.

And one of the Teacher’s distinctive traits is that he speaks the Word to the crowds with parables. He thus speaks as they are able to understand and links his teachings to daily life. The parables make it easy for the simple folks to grasp and learn.

But still, there is no lack of those who do not understand, for they are slow or keep their hearts closed. There are those, too, who understand the teaching but do not accept it. But Jesus is patient with them all. He has great patience in particular with those who are to understand better than anyone, his disciples. They do not understand time and again.

Jesus, yes, bears and has great patience with those who do not understand. Among them are those who take him as the one to lead them into holy war against Rome. He makes clear that the kingdom they seek to give back to Israel is not the same as God’s kingdom.

Patient like Jesus and farmers

It is because the setting up of God’s kingdom goes by his schedule. This schedule is not for those who are in too much hurry, who seek quick successes or fast harvest. It is not for those with “indiscreet zeal” (CRCM XII:11). Nor is it for those who trust in their works and, in the end, spoil it all (SV.EN XI:310-311). God, yes, is like patient farmers. These cannot but let the seed fall to the ground, die, grow slowly and bear fruit later.

Yes, there will be tough times. For the violent will try to stop us from welcoming the kingdom (Mt 11, 12). But as Christ’s suffering, death and rising will reveal later, nothing will be in vain.

That is why we lowly ones trust in God who brings low and brings high, and in Jesus who embodies the kingdom of God. Patient, we trust the power of the kingdom of God to make a more just and human world. It is enough that we stay patient and brave as we wait for Jesus’ coming in glory.

But we do not wait with our arms crossed; rather, we stretch them out to sow small seeds. A warm smile, a sweet gesture or a kind word is enough (SV.EN X:268). Or to be patient, like the Father and Jesus, with those we may think need to repent.

God uses these little things to prepare us for the great deed. That is to say, to give our bodies up and shed our blood for others.

Lord Jesus, make us patient and lowly so that we trust in you. Remind us that the seeds grow, flower and bear fruit due to your tears, blood, works.


13 June 2021

11th Sunday in O.T. (B)

Ez 17, 22-24; 2 Cor 5, 6-10; Mk 4, 26-34


VERSIÓN ESPAÑOLA

Pacientes y humildes como Jesús y los labradores

Jesús es manso y humilde de corazón, y nos contagia su mansedumbre y su humildad. De más está decir que, los mansos y humildes son pacientes también, y confían en Dios.

Se cuenta Jesús entre los buenos y pacientes maestros. Y «maestro» es el título que se le da más que nada. Y para los que tenemos fe en él, Jesús es el Gran Maestro.

Uno de los rasgos singulares del Maestro es el de exponer la Palabra a las turbas parábolas. Se acomoda él al entender de sus oyentes y liga sus enseñanzas a la vida diaria. Las parábolas hacen más fácil que las gentes sencillas capten y aprendan.

Con todo, no faltan los que no entienden por ser torpes o por tener cerrado el corazón. También hay quienes comprenden la enseñanza pero no la aceptan. Con todos ellos, sin embargo, se muestra Jesús el más paciente de los más pacientes maestros. Tiene él paciencia particular con los que se esperan que entiendan mejor que nadie, sus discípulos. No comprenden ellos una y otra vez.

Soporta Jesús, sí, con gran paciencia a los que no comprenden. Entre ellos se hallan los que le toman por el jefe que los lidere en la guerra santa contra Roma. Aclara él que el reino de Israel que buscan restaurar no es lo mismo que el reino de Dios.

Pacientes al igual que Jesús y los labradores

Es que el reino de Dios se establece según el horario del Padre. Y ese horario no es para los que tienen demasiada prisa y buscan éxitos inmediatos o siega al instante. Ni es para los con «celo indiscreto» (RCCM XII:11). Ni para los que confían demasiado en sus obras y, al fin, lo estropea todo (SV.ES XI:236). Dios, sí, es como los labradores pacientes. Éstos no pueden sino dejar que la simiente caiga en tierra, muera, crezca de modo lento y dé fruto al fin.

Habrá, si, momentos duros. Pues los violentos nos tratarán de impedir a acoger el reino (Mt 11, 12). Pero como luego nos lo dará a conocer la pasión, muerte y resurreción de Cristo, no nos resultará en vano nada.

Por lo tanto, humildes confiamos en Dios que humilla y ensalza, en Jesús que encarna el reino de Dios. Confiamos pacientes en la fuerza del reino de Dios, la que hace más justo y humano el mundo. Y nos basta con aguardar pacientes y con confianza la venida en gloria de Cristo.

Pero no esperamos con los brazos cruzados, sino con los brazos extendidos, para sembrar las pequeñas semillas. Basta una sonrisa cordial, un gesto tierno, una palabra buena (SV.ES IX:916). O ser pacientes, al igual que el Padre y Jesús, con los que a nuestro parecer se han de convertir.

De tales cosas pequeñas se sirve Dios para hacernos capaces de la gran obra. La de el cuerpo y derramar la sangre por los demás.

Señor Jesús, concédenos ser pacientes y humildes de tal modo que en ti confiemos. Haz que nos acordemos de que las semillas crecen, florecen y dan fruto por tus lágrimas, sangre, obras.


13 Junio 2021

11º Domingo de T.O. (B)

Ez 17, 22-24; 2 Cor 5, 6-10; Mc 4, 26-34