Ascension, Year C-2022
- Wait for Jesus Christ to Come Back
Jesus, who came to the world from the Father, now leaves the world to go back to the Father. True Christians cannot but wait for him to come back and take them with him.
In Mt 28,16-20, Jesus gives to the eleven apostles the task to make disciples of all nations. He reassures them, “Remember, I am with you always to the end of the age.” It seems, then, that in Matthew’s account there is no need to wait for Jesus to come back. Or to think he is gone. For Jesus is always with them, though there is no lack of sayings that they watch.
But in the Acts of the Apostles and in Luke’s Gospel, to wait is understood. For these accounts expressly say that Jesus goes up to heaven. John says, too, that Jesus leaves. But it points to his being glorified, lifted up above the earth, that is, to his death on the cross. And, of course, there are other New Testament texts that make clear that Christians are to wait for his coming.
Our experience tells us, yes, that Jesus does not walk with us now as he walked with his disciples before. But, in the end, he went up and a cloud took him from their sight; he left them and went to heaven.
Those who love Jesus cannot wait to see him again.
For sure, it does not matter to those who do not love nor know Jesus that he is here or not here. But those who have taken him as their father, their mother, their all, miss him (see SV.EN V:537).
These, yes, have come to love and know him dearly. That is why his leaving have saddened them. But they get over it; they keep alive and happy his memory.
For, among other things, the seashore and the fishing boats remind them of his call of the fishermen. The fields of wheat and of barley, the vineyards, in their turn, send them back to his parables. Big churches and religious buildings make them wonder too: “Do these please God?” (see SV.EN VIII:49). “When the Son of Man comes, will he find faith on earth?” “Do we keep what matters most in the law—justice, mercy, faith?”
And those on the outskirts especially call up for them his concern and work for a more just, human, sympathetic world. Also, shared meals do not fail to bring to mind his saying, “Do this in remembrance of me.”
No, there is no way that those who love Christ with their whole heart can forget him. For with them always is the Spirit of goodness, love, mercy and justice that he has breathed forth.
And breathing in the same Spirit, they keep Christ’s words and do as he. For them, then, to wait for him to come, to look up to heaven, is to seek to better this world (GS 57). They know that there is no surer way to wait for him to take them with him than to live and die serving those who are poor (SV.EN III:384).
Lord Jesus, grant to those you have called to wait for your coming to see earth in heaven and heaven on earth. Deliver us from those who believe that earth does not matter and heaven alone counts. And from those too who think earth is all and heaven is nothing.
29 May 2022
Ascension of the Lord (C)
Acts 1, 1-11; Eph 1, 17-23; Lk 24, 46-53
VERSIÓN ESPAÑOLA
- Esperar que vuelva Jesucristo
Jesús, que salió del Padre y vino al mundo, ahora deja el mundo y vuelve al Padre. Los verdaderos cristianos no pueden sino esperar que venga él y los lleve consigo.
En Mt 28, 16-20, Jesús les da a los once apóstoles la tarea de hacer discípulos de todas las naciones. Les asegura él: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Así que en el relato de Mateo, parece que no hay que esperar que vuelva Jesús. Ni hay que pensar que está ausente. Pues siempre está él con los once, si bien no faltan dichos sobre la vigilancia.
Pero en los Hechos de los Apóstoles y en el Evangelio de Lucas, se supone el esperar. Es que estos relatos hacen mención expresa de la ascensión. También habla Juan de la partida de Jesús. Pero ella se refiere a su glorificación o su elevación sobre la tierra, es decir, a su muerte en la cruz. Y, claro, hay otros textos del Nuevo Testamento que dejan claro que nos toca a los cristianos esperar su venida.
La experiencia nos dice, sí, que ya no camina Jesús con nosotros como caminaba antes con sus discípulos. Pero, al fin, se elevó él hasta que una nube lo quitó de su vista; subiendo al cielo, se separó de ellos.
Los que aman a Jesús no pueden menos que esperar verle de nuevo.
Por supuesto, les da igual a los que no aman ni conocen a Jesús que él esté presente o ausente. Pero le echan de menos los que le han tomado por su padre, su madre, su todo (véase SV.ES V:511).
Éstos, sí, le han llegado a amar y a conocer de cerca y de modo íntimo. Es por eso que su partida los ha dejado tristes. Pero no se detienen en la tristeza; guardan viva y feliz su memoria.
Pues, entre otras cosas, la orilla del mar y las barcas de pesca los recuerdan su llamada a los pescadores. Los trigales, los cebadales, los viñedos, a su vez, los remite a sus parábolas. También las grandes Iglesias, las construcciones hermosas de culto los hacen preguntarse: «¿Agradan ellas a Dios?» (véase SV.ES VIII:40). «¿Cuando venga el Hijo de Hombre hallará fe en la tierra?» «¿No perdemos de vista lo más importante de la ley, a saber, la justicia, la misericordia, la fe?»
Y los que están en las periferias, en especial, les evocan su preocupación y sus obras por un mundo más justo, humano, solidario. También las comidas compartidas no les dejan de traer a la mente su dicho: «Haced esto en memoria mía».
No, no hay modo de que puedan olvidar a Cristo los que le aman de todo corazón. Es que los alienta el Espíritu de bondad, amor, misericordia y justicia que Cristo ha exalado.
E inhalando el mismo Espíritu, guardan ellos las palabras de Cristo y siguen su ejemplo. Para ellos, pues, esperar que venga él, mirar al cielo, quiere decir procurar mejorar este mundo (GS 57). Saben ellos que no hay forma más cierta de esperar que venga él para llevarlos consigo que vivir y morir sirviendo a los pobres (SV.ES III:359).
Jesús, concédenos a los que has llamado a esperar tu venida ver la tierra en el cielo y el cielo en la tierra. Líbranos de los que creen que la tierra no vale nada y el cielo es todo. Y también de los que piensan que la tierra es todo y el cielo no es nada.
29 Mayo 2022
Ascensión del Señor (C)
Hch 1, 1-11; Ef 1, 17-23; Lc 24, 46-53