Twelfth Sunday in Ordinary Time, Year A-2020

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Afraid at Night, Uneasy at Daylight

Jesus is and will always be with us until the end of the age. We put our trust in him and in his words when we are afraid.

Jesus tells the Twelve that no disciple is above his teacher. That is to say, those who are like wolves will call them names and speak ill of them. But they should not be so afraid that they do not do their task.

No, they must not be afraid of people who may hurt them. Their threats should not sadden them to make them back out. For they bring blessing, not curse. They should be happy, since their reward will be great in heaven. And they will be among the prophets, like Jeremiah; these suffered due to the forebears of those who will harm them.

Such is the raw deal that awaits those who will announce the Good News from the rooftops. For as they see to it that the Light of the world gives light to all, they become easy targets. Easy targets, yes, for those who prefer the dark to light since their works are evil (Jn 3, 18-20). They will share the fate of their Teacher whom the world sees not (1 Jn 3, 1), and seeks to harass besides.

The disciples, yes, will follow their Teacher. Like him, they will put their trust in the Father. Providence cares even for sparrows that sell for little. It meets even more the needs of those who are worth more than many sparrows.

Those that Jesus sends keep on, afraid or not afraid.

Faithful followers do as their Teacher; the more he sweats blood, the more earnestly he prays (Lk 22, 44). As with him, their being afraid or distrust of one’s own strength is the basis of trust in God (SV.EN III:143; SV.EN V:166).

Trust in the Father, stops true disciples from turning paralyzed with fear. So, their courage is but “fear that has said its prayers.”

So, for these disciples, religion does not free us from fear. Nor is faith “an easy cop-out for … cowardly … people.”

Surely, it is hard to follow Jesus, but he helps us (St. Augustine). His Spirit will lead us to all truth, and so we shall be fully free (Jn16, 13; 8, 32). No wealth, name, fame, welfare, health, interests, neither sound, safe nor at ease, no righteousness or salvation even (Rom 9, 3).

We shall be so free that we will have nothing to lose (Janis Joplin). With nothing, but full of Jesus (SV.EN I:276; SV.EN XI:311), afraid and brave at once by his overflowing grace. But not just free from (Lk 1, 74) what we are afraid to lose. But also free for (Lk 1, 75) the call to preach, heal and give oo ourselves as in the breaking of bread.

Lord Jesus, do not let anything we are afraid of take us away from your love and our calling. You acknowledge us before your Father; grant that we acknowledge you before others.


21 June 2020

12th Sunday in O.T. (A)

Jer 20, 10-13; Rom 5, 12-15; Mt 10, 26-33


VERSIÓN ESPAÑOLA

Miedo nocturno, desconcierto diurno

Jesús está y estará siempre con nosotros hasta el fin de los tiempos. Confiamos en él y en sus palabras cuando tenemos miedo.

Acaba de decirles Jesús a los doce que un discípulo no está por encima de su maestro. Es decir, los insultarán también y los calumniarán los como lobos que lo insultan y lo calumnian. Pero el miedo no ha de serles motivo para abandonar su misión.

No, no han de echarse atrás por miedo a la gente que los persiga. Tampoco han de entristecerse y tomarse por maldecidos, sino que deben alegrarse y sentirse bienaventurados. Su recompensa será grande en el cielo. Y estarán con los profetas, como Jeremías. Hacían lo mismo con éstos los padres de los que los odiarán, excluirán, insultarán y calumniarán.

Asi se les tratará, pues, a los que pregonen con denuedo la Buena Nueva desde la azotea. Es que por procurar que la Luz del mundo alumbre a todos, blancos fáciles se harán. Blancos fáciles para quienes prefieren las tinieblas a la luz, pues son malas sus obras (Jn 3, 18-20). Compartirán la suerte del Maestro, al cual también no se le reconoce (1 Jn 3, 1) y, se le persigue también.

Seguirán, sí, los discípulos a su Maestro. Así como lo hace él, pondrán también ellos la confianza en el Padre. La Providencia cuida incluso de los gorriones que por poco se venden. Con mayor razón, pues, atiende a los que valen más que muchos gorriones.

Con o sin miedo siguen adelante los enviados de Jesús.

Los discípulos fieles hacen lo que su Maestro, el cual tanto más suda sangre cuanto más ora con fervor. Como él, hacen del miedo, o de la desconfianza en las propias fuerzas, el fundamento de su confianza en Dios (SV.ES III:124; SV.ES V:152).

La confianza en el Padre no permite a los verdaderos discípulos paralizarse. Así que su valentía no es más que «el miedo que ha rezado».

Dejan claro, pues, esos discípulos que la religión no nos libera del temor. Ni es la fe un «agarradero fácil de … los cobardes …».

Cierto, es duro seguir a Jesús, pero él nos ayuda (san Agustín). Su Espíritu nos guiará hasta la plena verdad, y así será plena también nuestra libertad (Jn 16, 13; 8, 32).

Seremos tan libres que ya no tendremos nada que perder (Janis Joplin). Ni riqueza, nombre, fama, bienestar, intereses, no salvos ni sanos, ni aun justos ni salvados (Rom 9, 3). Sin nada, pero llenos de Jesús (SV.ES I:320; SV.ES XI:236), y con miedo y con valentía a la vez por su gracia desbordante. Pero no solo libres de (Lc 1, 74) todo que nos dé miedo de perder. Libres también para (Lc 1, 75) llevar a cabo la llamada a predicar, sanar y entregarnos como en la fracción del pan.

Señor Jesús, no permitas que algún miedo nos separe de tu amor ni de nuestra misión. Te declaras por nosotros ante tu Padre; concédenos declararnos por ti ante los hombres.


21 Junio 2020

12º Domingo de T. O. (A)

Jer 20, 10-13; Rom 5, 12-15; Mt 10, 26-33