Sixteenth Sunday in Ordinary Time, Year B-2021

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Gather the Scattered, Lost, Separated

Jesus Christ is our peace and rest. He is with us to gather those whom the bad shepherds have scattered, misled and driven apart.

The apostles gather together with Jesus. They tell him how they have fulfilled the task he gave them. The Teacher, for his part, sees that they are tired. Hence, he invites them to rest.

To rest, yes, for to do so is to admit also that success is up to God. He sees to the good of the workers in the great harvest while they rest (SV.EN XI:33; Ps 127, 2).

But the crowd does not even give them the chance to eat. That is why they go off in the boat by themselves to a deserted and quiet place.

And by getting his missionaries to gather together to rest, Jesus is like the master in Lk 12, 37. This is the master that makes his watchful servants sit down to eat; he waits on them. They have done all their tasks. And he does not say they are worthless servants (Lk 17, 10).

But there will be no rest for Jesus’ missionaries. For it turns out that a huge crowd has gone ahead of them to the place where they have just landed. Jesus sees the crowd and takes pity on them; they are like sheep with no shepherd.

Yet Jesus does not let the crowd bother, disappoint or annoy him. Yes, he pities the scattered and have no direction. This is so since mercy, which is the Father’s distinctive trait, is also his distinctive trait (SV.EN XI:328; EG 37). And such mercy is not only a question of feelings but also of deeds. He does not show mercy with words but with deeds (see 1 Jn 3, 17-18; Jas 2, 16). So then, he starts to teach them many things.

We gather around the person of Jesus so that we may take care as he of people’s needs.

But there is no mention of concrete teachings. And that is just as well, for what counts most of all is the person of Jesus. For quite often we obsess over imposing so many teachings that we lose sight of the Teacher. Of the one who embodies the weightier matters of the law: justice, mercy and faith (Mt 23, 23). Of the one who teaches that the Sabbath was made for people and not people for the Sabbath (Mk 2, 27).

We gather around Jesus, yes, so that there may be a personal meeting between him and us. For to be a Christian is to meet him in person (EG 3. 7). He “gives life a new horizon and a decisive direction.” And we learn from him the way to help with zeal and respect those in need (SV.EN XII:77).

Besides, if we do not fail to gather together with Jesus, he will make us catch his love. Then, his reason to live will be ours. And he has come to serve, give his body up and shed his blood, and gather the scattered (Jn 11, 51-52). He does not seek to have raw power but to be a good shepherd.

And Jesus’ missionaries who gather together with him will find true rest. For, yes, they will stay restless till they rest in the one who has sent them. He will be for them the deserted and quiet place. Even in the midst of their work and in the face of many challenges.

Lord Jesus, gather us so that we may not end up scattered and without direction like sheep with no shepherd.


18 July 2021

16th Sunday in O.T. (B)

Jer 23, 1-6; Eph 2, 13-18; Mk 6, 30-34


VERSIÓN ESPAÑOLA

Reunir a los dispersos, desorientados, separados

Jesucristo es nuestra paz y nuestro descanso. Está con nosotros para reunir a los dispersos, desorientados y disgregados.

Los apóstoles se vuelven a reunir con Jesús. Le cuentan cómo han cumplido con su misión. El Maestro, a su vez, ve en ellos el cansancio. Les invita él, por lo tanto, a descansar.

A descansar, sí, que hacerlo es admitir también que el éxito es de Dios. Éste procura el bien de los obreros en la gran mies mientras descansan (SV.ES XI:734]; Sal 127, 2).

Pero la muchedumbre ni los deja comer. Es por eso que van ellos solos en barca a un sitio tranquilo y apartado.

Y por así reunir a sus misioneros para que descansen, Jesús es como el amo en Lc 12, 37. Ese amo hace sentar a la mesa a sus criados en vela y les sirve. No se les dice a esos que cumplen todo lo mandado que se han de tomar por siervos inútiles (Lc 17, 10).

Pero el descanso que desea el Maestro para sus misioneros no se realiza. Pues resulta que una multitud se les ha adelantado allí donde acaban de desembarcar. Al ver el gentío, Jesús se compadece de ellos, pues son como ovejas sin pastor.

En lugar de molestarse, frustrarse y fastidiarse, Jesús se compadece, sí, de los dispersos y desorientados. Es que lo propio de él es lo mismo que lo de su Padre, a saber, la misericordia (SV.ES XI:253; EG 37). Y esa misericordia no es solo cuestión de sentir, sino de hacer también. No se compadece él con palabras, sino con las obras (véase 1 Jn 3, 17-18; Stg 2, 16). Así pues, se pone a enseñarles muchas cosas.

Nos hemos de reunir en torno a la persona de Jesús para poder remediar como él las necesidades de la gente.

Pero no se nos concretan esas enseñanzas. Y es mejor así, que lo que cuenta más que nada es la persona de Jesús. Pues no pocas veces tanto se obsesiona por imponer tantas enseñanzas que se le pierde de vista al Maestro. Al que encarna lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe (Mt 23, 23). Al que enseña también que el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado (Mc 2, 27).

En torno a Jesús, sí, nos hemos de reunir para que haya encuentro personal entre él y nosotros. Pues se comienza a ser cristiano por el encuentro con su persona (EG 3. 7). Él es el que «da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». Y de él se aprende cómo se les ha de ayudar con celo y respeto a los necesitados (SV.ES XI:393).

Además, si no nos dejamos de reunir con Jesús, él nos contagiará su amor. Entonces, su razón de ser será la nuestra. Y él ha venido para servir, entregar su cuerpo y derramar su sangre, y reunir a los dispersos (Jn 11, 51-52). No busca tener poder bruto, sino ser el buen pastor.

Y los misioneros de Jesús que se van a reunir con él, ellos encontrarán, sí, el verdadero descanso. Pues inquietos quedarán ellos, de verdad, hasta que descansen en el que los ha enviado. Él mismo será para ellos el sitio tranquilo y apartado. Aun en medio de sus labores y frente a muchos retos.

Señor Jesús, no nos dejes de reunir, para que no andemos dispersos y desorientados como ovejas sin pastor.


18 Julio 2021

16º Domingo de T.O. (B)

Jer 23, 1-6; Ef 2, 13-18; Mc 6, 30-34