Christmas 2019

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Greatness Really Means Littleness

Although great, Jesus becomes little for our sake. As we associate, as Jesus, with the little folks, we grasp the meaning of Christmas that greatness lies in littleness.

In the beginning is the Word, the Word is with God, and is God. All things come to be through him, and without him nothing comes to be. In other words, to be the Word is to have God’s tremendous greatness.

But the one who is at the bosom of the Father and reveals him does not show off this greatness. Rather, he becomes flesh and makes his dwelling among us. Yes, the Firstborn, the only Son, who is God, becomes little for our sake to give us greatness by his littleness.

So then, the Word in becoming flesh (John), or Jesus at his birth (Matthew and Luke), already embodies the “upside-down sign.” The helpless that seems ordinary, wrapped in swaddling clothes and lying in a manger, is himself the sign. And all this means, among other things, that to gain is to lose, (Mt 10, 39; 16, 25; Mk 8, 35; Lk 9, 25; 17, 33; Jn 12, 25). That greatness is littleness, wealth, blessedness, is poverty, strength is weakness, to lead is to serve (Mt 18, 4; 20, 26-27; 23, 11; Mk 10, 43-44; Lk 9, 48; 22, 26).

And it ought to be so among us Christians, that we may bear the likeness of Jesus and keep his paradoxical teachings. Following him in bringing glad tidings to the poor, with trust in Providence and empty of ourselves, we assure , yes, our eternal happiness, our greatness (SV.EN III:384). And a most effective sign, a pledge, of the future greatness is the Eucharist.

Lord Jesus, strike down the pride that rules our hearts. Make us one with the poor and little folks, and keep with them the true religion, the living faith (SV.EN XI:190). For the Father reveals to them true greatness and these things that he hides from the wise with their deep thoughts and speculations.


25 December 2019

Nativity of the Lord

Is 52, 7-10; Heb 1, 1-6; Jn 1, 1-18


VERSIÓN ESPAÑOLA

Grandeza significa pequeñez realmente

Jesús, aunque grande, se hace pequeño. Atraídos, como él, por los pequeños, captamos el sentido de Navidad de que la grandeza está en la pequeñez.

En el principio existe el Verbo, está junto a Dios, y es Dios. Por medio de él se ha hecho todo, y sin él no se ha hecho nada de lo que existe. En otras palabras, ser Verbo quiere decir tener la inmensa grandeza de Dios.

Pero no hace alarde de esa grandeza el que está en el seno del Padre y lo da a conocer. Al contrario, se hace carne y habita entre nosotros. El Primogénito, sí, Dios unigénito, se hace pequeño por nosotros para darnos grandeza con su pequeñez.

Así que el Verbo, en su encarnación (Juan), o Jesús, en su generación (Mateo y Lucas), ya personifica el «signo boca abajo». El niño indefenso mismo que parece ordinario, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, es la señal. Todo esto significa, entre otras cosas, que ganar es perder (Mt 10, 39; 16, 25; Mc 8, 35; Lc 9, 25; 17, 33; Jn 12, 25). Que la grandeza es la pequeñez, la riqueza, la bienaventuranza, es la pobreza, la fuerza es la debilidad, mandar es servir (Mt 18, 4; 20, 26-27; 23, 11; Mc 10, 43-44; Lc 9, 48; 22, 26).

Y así debe ser entre los cristianos, para que nos conformemos con Jesús y nos ajustemos a sus enseñanzas paradójicas. Siguiéndole en proclamar la Buena Noticia a los pobres, confiados en la Providencia y vaciados de nosotros mismos, aseguramos, sí, nuestra felicidad eterna, nuestra grandeza (SV.ES III:359). Y un signo muy eficaz y una prenda de la grandeza futura es la Cena del Señor.

Señor Jesús, derriba la soberbia que domina nuestros corazones. Haz que seamos solidarios con los pobres y pequeños, y guardemos con ellos la verdadera religión, la fe viva (SV.ES XI:120). Pues a ellos les revela el Padre la auténtica grandeza y estas cosas que él esconde a los sabios con sus cavilaciones y especulaciones.


25 Diciembre 2019

Natividad del Señor

Is 52, 7-10; Heb 1, 1-6; Jn 1, 1-18