Holy Family, Year C-2018

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Home to Us and Home to Jesus Christ Also

The Word becomes flesh and makes his dwelling among us. He wants our home to be his also, though we are slow to understand and accept him.

Mary and Joseph cannot find Jesus. He is not in the caravan. They do not see him among the relatives and acquaintances either. Without him, their house will hardly be a home.

No, the parents of Jesus are not returning to their house without their son. He pretty much makes their house a home. He is the bond of the family. And so, they very anxiously begin to look for him. They even go back to Jerusalem. And at last, after three days, they find him in the temple.

There he is, sitting in the midst of teachers. He listens to them and questions them also. Wise beyond his twelve years, he astounds all those who hear him.

Mary and Joseph cannot hide their astonishment either. But the son has to remember that they are his parents. So, leave it to mother to state the parents’ case “in a way that both parents and children can appreciate.”

Replying to the mild complaint, Jesus pleads not guilty, so to speak. And for the first time there is a Gospel account of him speaking. He also uses for the first time “must” or “it is necessary.” This word or phrase turns up time and again; it suggests that disciples are slow to understand.

Jesus wants the disciple to stay at home with him.

There is a Mary in the disciples on the road to Emmaus. For three days now, they and the other disciples have sort of been looking for Jesus very anxiously (Comentarios al Evangelio, Nº 8, Nº 9) . They are walking away because the one who holds them all together is missing. That is, he is dead, and dead, too, is their hope in him as Israel’s redeemer.

Then a stranger comes along to walk with them. He is sorry for their lack of understanding. Basically, he is reminding them of his unique relationship with God and his mission, both of which transcend earthly relationships. “He must suffer” matches “he must be in his Father’s house.”

What must be, however, is often hard to understand and accept. But, like Mary, disciples must go home with Jesus and keep “all these things” in their hearts. They will grow in age, wisdom and grace. And they will, then, get to understand and recognize him at the breaking of the bread. They will, moreover, discern his body in the poor who represents him (SV.EN XI:26), and who shares with them a common home.

Lord Jesus, may your word find a home in us. And let our respect and concern for those with whom we share a common humanity rise up to you as a pleasing prayer.


30 December 2018

Holy Family (C)

Sir 3, 2-6. 12-14; Col 3, 12-21; Lk 2, 41-52


VERSIÓN ESPAÑOLA

Hogar nuestro, hogar también de Jesucristo

El Verbo se hace carne y habita entre nosotros. Quiere que nuestro hogar sea suyo también, aunque somos tardos para comprenderle y recibirle.

María y José no encuentran a Jesús. No está él en la caravana. No lo ven tampoco entre los parientes y conocidos. Sin él, la casa difícilmente será un hogar.

No, los padres de Jesús no vuelven a casa sin él. Él forma la mayor parte del hogar. Él es el vínculo de la familia. Así pues, angustiados se ponen en busca de su hijo. Incluso vuelven a Jerusalén. Y a los tres días, lo encuentran finalmente en el templo.

Allí sentado está su hijo en medio de los maestros, escuchándolos, pero cuestionándoles también. Manifestándose, muy adelantado para su edad de doce años, Jesús asombra a todos los que le oyen.

María y José no pueden sino mostrarse atónitos. Pero el hijo ha de recordar que sus padres son ellos. Entonces, que se le deje a la madre presentar la queja parental de manera aceptable tanto a los hijos como a los padres.

Replicando a la suave queja, Jesús se declara no culpable, por así decirlo. Y por primera se nos ofrece un relato evangélico en el que habla Jesús. Se usa además por primera vez «se debe» o «es necesario». Esa frase aparece una y otra vez; da a entender que los discípulos son tardos para comprender.

Quiere Jesús que los discípulos permanezcan con él y formen parte del mismo hogar.'

Hay algo de María en los discípulos que van camino a Emaús. Ya por tres días han buscado angustiados a Jesús (Comentarios al Evangelio, Nº 8, Nº 9). Se están alejando porque se ha desaparecido quien los mantiene en solidaridad. Es decir, está muerto, y muere asimismo su esperanza en él como el libertador de Israel.

Entonces algún desconocido se pone a caminar con ellos. Lamenta él su falta de comprensión. Fundamentalmente, les recuerda la relación especial que él tiene con Dios y la misión recibida de él, las cuales trascienden toda relación terrenal. La «necesidad de padecer» coincide con la «necesidad de estar en las cosas del Padre».

Lo necesario, sin embargo, es frecuentemente difícil de comprender y recibir. Pero, al igual que María, los discípulos tienen que ir con Jesús a casa, al hogar común, y conservar «todas estas cosas» en sus corazones. Ya crecerán en sabiduría, estatura y gracia. Luego lograrán comprenderle y reconocerle en la fracción del pan. Discernirán, además, su cuerpo en el pobre que representa a Cristo (SV.ES XI:725) y comparte con ellos un hogar común.

Señor Jesús, que tu palabra habite en nuestro hogar. Y que suban a ti como grata oración el respeto y el cuidado que damos a los que con quienes compartimos una humanidad común.


30 Diciembre 2018

Sagrada Familia (C)

Eclo 3, 2-6. 12-14; Col 3, 12-21; Lc 2, 41-52