Christmas 2018

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Connection, Meditation and Conversation

The child Jesus lying in the manger draws us to himself. Connecting with him truly, we cannot but have connection with others.

We warm up easily to the figure of the shepherd because of its connection to Christmas. And one can safely bet that shepherds do not lack likable traits. For otherwise, there would not be the teaching that God, or his Son, is our Shepherd.

But Jesus calls himself the good Shepherd, which suggests that there are bad shepherds. No, shepherds do not always enjoy a good reputation.

For some reason, the shepherd Abel, for example, rubs the farmer Cain the wrong way. Surely, farmers do not like shepherds infringing on their right to their lands and crops. And shepherds, in turn, do not like farmers to infringe on their right to pasture.

It seems, too, that shepherds are a cantankerous bunch (Gen 13, 7; Ex 2, 17). Moreover, as a commentary says, people consider them cheats (Comentarios al Evangelio, Nº 4). They are not only accused of entering with their animals and destroying others’ sheepfolds, but of being thieves as well.

And without doubt, observant Jews do not want to have connection with shepherds. These keep watch over their flock even at night and on the Sabbath. And they live far from the synagogues and the temple. Those, then, who pray in the synagogues or in the temple, keeping strictly the Sabbath and other laws, avoid the shepherds. Those who like to think they are blameless prefer connection only with people like themselves.

The only and truly Blameless One connects with blameworthy people to foster evangelizing connection.

In spite of the shepherds’ bad reputation, God chooses them just the same. He reveals to them these fascinating and awesome things that he hides from the wise religious leaders in Jerusalem. It is his wish that the shepherds connect with the baby lying in a manger. He also wants them to contemplate the Savior of the world who reveals himself as annihilated under the form of a child (SV.EN VI:170). For this child will bring out the best of the child in them: innocence, simplicity, trust, capacity to wonder in awe. They will, then, become children again. And as children, they will see that they are not alone when good people scorn them, when the rich exploit them. For God-with-us is with them, with his bright and warm light that overcomes the dark and cold world.

And connected with this child and keeping all these things to reflect on them, the shepherds become evangelizers. In other words, they build extensive evangelizing connection.

Lord Jesus, revelation in person of God’s kindness and love, you come as Savior. Grant that, true to the Eucharist that commits to the poor, we may make kind and loving connection with them.


25 December 2018

Nativity of the Lord

Is 62, 11-12; Tit 3, 4-7; Lk 2, 15-20


VERSIÓN ESPAÑOLA

Conexiones, meditaciones y conversaciones

El Niño Jesús, acostado en el pesebre, nos atrae hacia sí. Conectados verdaderamente con él, no podemos sino establecer conexiones unos con otros.

Por sus conexiones con la Navidad, la figura del pastor fácilmente despierta sentimientos de simpatía y cariño. Y se puede apostar tranquilamente que no carecen los pastores de rasgos admirables. Pues de lo contrario, no se nos enseñaría que Dios, o su Hijo, es nuestro Pastor.

Pero Jesús se llama el buen Pastor, lo que da a entender que también hay pastores malos. No, no siempre gozan de buena fama los pastores.

Por alguna razón, molesto le resulta, por ejemplo, al labrador Caín el pastor Abel. Seguramente, se molestan los labradores por las infracciones a sus fincas y cultivos por parte de los pastores. Y a los pastores, a su vez, no les gusta que su derecho al pastizal quede infringido por los labradores.

Los pastores, además, son un grupo pendenciero, por lo visto (Gén 13, 7; Éx 2, 17). Y de ellos no hay que fiarse demasiado, según un comentarista, que por tramposos se les toma a ellos Comentarios al Evangelio, Nº 4). No solo se les acusa de entrar con los animales y destrozar los apriscos ajenos, sino de ser ladrones asimismo.

E indudablemente no buscan los judíos observantes tener conexiones con los pastores. Éstos incluso pasan la noche y el sábado velando su rebaño, y viven alejados de las sinagogas y del templo. Los evitan, por tanto, cuantos rezan en la sinagoga o el templo, guardando estrictamente el sábado y las demás leyes. Los que se creen irreprochables prefieren conexiones solo con los que son como ellos.

El solo Irreprochable realmente se conecta con los reprochables para que se promuevan conexiones evangelizadoras.

Aun teniendo mala reputación los pastores, igual los elige Dios. Les revela estas cosas fascinantes y tremendas que esconde a los sabios dirigentes religiosos en Jerusalén. Quiere que los pastores se conecten con un niño acostado en un pesebre. También los quiere contemplando «al Salvador del mundo como anonadado bajo la forma de un niño» (SV.ES VI:144). Es que este niño aflorará lo mejor de ellos, es decir, los mejores rasgos de la niñez: inocencia, sencillez, confianza, capacidad de maravillarse y asombrarse. Se convertirán los pastores en niños otra vez. Y como niños, verán que no están solos cuando los desprecian los buenos y los explotan los ricos. Los acompaña, sí, Dios-con-nosotros, con su luz brillante y cálida que supera al mundo oscuro y frío.

Y conectados con este niño y conservando todas estas cosas para meditarlas, los pastores se hacen evangelizadores. Es decir, construyen amplias conexiones evangelizadoras.

Señor Jesús, la revelación en persona de la bondad y el amor de Dios, llegas como Salvador. Concédenos que, fieles a la Eucaristía que entraña un compromiso en favor de los pobres, establezcamos conexiones bondadosas y amorosas con ellos.


25 Diciembre 2018

Natividad del Señor

Is 62, 11-12; Tit 3, 4-7; Lc 2, 15-20