Fourth Sunday of Easter, Year A-2014
- You have now returned to the shepherd and guardian of your souls (1 Pt 2, 25)
There is no salvation outside Jesus. He is the only gate through which we humans enter to abide with God and God goes out to dwell among us. Through Jesus alone do we find life-giving pasture.
St. Teresa of Ávila, faithful to apostolic teaching, affirmed as much. Experience left her convinced of this: Jesus is the gate by which “we must enter” to penetrate the “great mysteries” of God and through which all blessings “come to us.” The saints and the great contemplatives took this path, and there is no other. If we are, then, not on it, we need to change our thought patterns and turn around.
We are not few, those of us already baptized but still needing to repent. We have yet to leave the path of self-interests to follow after Jesus and look out for others’ interests. We have not renounced altogether worldly thinking to have Christ Jesus’ own attitude. We have reason to take to heart what Pope Francis said in his April 29 homily at St. Martha’s.
According to Francis, to be born again from above means to live together in peace (which fosters forgiveness, for love covers everything, and forbids internal, doctrinal and power struggles as well as envy and gossip), to give witness to the Resurrection, to be poor and to care for the poor. This papal vision must be ours, but let it be out of conviction, and not because we know which side of our bread is buttered, making a 180-degree turn and exchanging, outwardly, our lifestyle for Francis’, so as to be in the good graces of the one who is now in-charge of promotions.
Should the latter be the case, we would be the worst traitors, worse than those who reportedly do not hide their disdainful opposition to Pope Francis. We would be behaving like the thief who does not enter through the gate but climbs over elsewhere, to obtain gain by ruining others. In order not to be motivated by shameful profit, we have to let our Shepherd tame us.
Jesus instructs those who live with him and, above all, infects them with his way of being and his manner of living. The disciples, in turn, get to know their Master so intimately that there is no mistaking him for any malevolent impersonator, even with a voice like his. Just like Jesus, they do everything, from morning till evening, for the sake of God’s will, and thus they show they keep ever before them God, to cite St. Vincent de Paul (Coste XI 319), and Jesus.
United intimately with Christ and living off the table of his body and blood, they become one body and blood with him. Like him, they sacrifice themselves for others so that these may have abundant life.
VERSIÓN ESPAÑOLA
4º Domingo de Pascua A-2014
- Ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas (1 Pe 2, 25)
Fuera de Jesús no hay salvación. Él es la única puerta por la que entramos los hombres para morar con Dios y sale Dios para acampar con nosotros. Solo por Jesús encontramos pastos vivificadores.
Lo mismo afirmó santa Teresa de Ávila, fiel a la enseñanza apostólica. La experiencia la dejó convencida de esto: Jesús es la puerta por la que «hemos de entrar» para penetrar los «grandes secretos» de Dios y por la que «nos vienen todos los bienes». En este camino anduvieron los santos y los grandes contemplativos, y no hay otro. Si no vamos, pues, por este camino, tenemos que cambiar de mentalidad y darnos vuelta.
No somos pocos los ya bautizados con necesidad aún de convertirnos. Todavía no hemos abandonado el camino de intereses propios, para ir a zaga de Jesús y buscar el interés de los demas. No hemos renunciado del todo el sentir mundano, para tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús. Tenemos razón para tomar en serio lo que dijo el Papa Francisco en la homilía del 29 fe abril en Santa Marta.
Según Francisco, renacer de lo alto quiere decir convivir en paz (la cual promueve el perdón, pues el amor lo cubre todo, y prohíbe tanto las luchas internas, doctrinales y de poder, como la envidia y los chismes), dar testimonio de la Resurrección, ser pobre y cuidar a los pobres. Esta visión papal ha de ser nuestra, pero que sea por convicción, y no porque nos conviene dar, exteriormente, un giro de 180 grados, cambiando nuestro estilo de vida por el de Francisco, para engraciarnos con el encargado ahora de las promociones.
Y si el último fuese el caso, entonces seríamos los traidores pésimos, peores que aquellos que, según se informa, no disimulan su desdeñosa oposición al Papa Francisco. Actuaríamos como el ladrón que, en lugar de entrar por la puerta, salta por otra parte, para sacar provecho, arruinando a otros. Para que no nos motivemos por ningún lucro sórdido, tenemos que dejarnos domar por nuestro Pastor.
Jesús adoctrina a los que conviven con él y, sobre todo, les contagia de su forma de ser y su modo de vivir. Los discípulos, a su vez, logran tener conocimiento tan íntimo del Maestro que difícilmente lo confunden con un malévolo que se pasa por él, teniendo incluso su voz. Al igual que Jesús, hacen todo, desde la mañana hasta la tarde, por cumplir la volundad de Dios, por citar a san Vicente de Paul, y así demuestran que tienen siempre presente a Dios (XI 213), y a Jesús.
Compenetrados con Cristo y viviendo de la mesa de su cuerpo y su sangre, se hacen concorpóreos y consanguíneos suyos. Como él, se sacrifican por los demás, para que éstos tengan vida abundante.