Fifth Sunday of Lent, Year A-2023
- Dead to Sin and Living for God in Christ
Jesus is the resurrection and the life. Those who believe in him, though they die, will not stay dead. In him they will live for God and be dead to sin.
There cannot be dead folks among those who believe in Jesus. This flies in the face of my sorrow due to the death four days ago of a brother-in-law who believed. Yet this is clearly the teaching of the one who assures his friend Martha: “I am the resurrection and the life. Whoever believes in me, even if he dies will live; everyone who lives and believes in me will never die.”
Yes, due to death we sob, sigh and weep. We even get angry as we become poignantly aware that, in the end, we cannot beat death.
And the same happens to Jesus in the face of Lazarus’ death and Martha’s and Mary’s grief. But the Teacher does not stop in the pain he feels. For he is sure, too, that God is not God of the dead, but of the living.
It is so since God is love. And as love can be and do all things, it follows that love has more power than death.
And Jesus embodies God’s love that is stronger than death. Hence, this Sent One of the Father cries out in a loud voice, “Lazarus, come out.” Right away the latter comes out of the place of the dead. Then, he gets to be free of all that ties him to death. And also from the state of affairs that restrains, and to which Martha points as she says: “Lord, by now there will be a stench; he has been dead for four days.” And no, doubt the raising of Lazarus looks ahead to Jesus’ rising, free from death.
Alive in a new way, not dead
All that remains for each one of us to do is to answer him who asks, “Do you believe this?” Hopefully, the answer will like Martha’s: “Yes, Lord. I have come to believe that you are the Christ, the Son of God, the one who is coming into the world.” If we reply so, the new life of those who die with faith in Jesus will be ours, too. Though we still live on earth.
Surely, there will be those who will find us delusional and harboring no more than pious sentiments.
But is it all that bad to hope and strive? Is it good to despair and give up, to just be resigned and not do anything? We can be like snails, locked up in shells (SV.EN XII:81). But is it not a better way of life to reach out to others, even by way of a prayer of despair? To seek help and to help, to eat and drink, and let others eat and drink also?
Lord Jesus, let us not be as dead as those who give up all hope. Rather, let us live in a new way by being joy and light to the world through your Spirit.
26 March 2023
Fifth Sunday of Lent (A)
Ez 37, 12-14; Rom 8, 8-11; Jn 11, 1-45
VERSIÓN ESPAÑOLA
- Muertos al pecado, vivos para Dios en Cristo
Jesús es la resurrección y la vida. Cuantos creen en él, si bien muren, no se quedarán muertos. En él estarán vivos para Dios y muertos al pecado.
No puede haber muertos entre los que creen en Jesús. Esto va en contra del dolor que ahora siento debido a la muerte hace cuatro días de un cuñado creyente. Pero de forma patente nos lo enseña el que asegura a su amiga Marta: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y el que vive y cree en mi no morirá para siempre».
Sí, la muerte nos hace sollozar, suspirar y llorar. Hasta nos enfadamos también al darnos cuenta de modo profundo de que al fin y al cabo no podemos contra la muerte.
Y a Jesús le pasa lo mismo frente a la muerte de Lázaro y el desconsuelo de Marta y de María. Pero el Maestro no se detiene en la gran pena que siente. Pues también está seguro de que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
Es que Dios es amor. Y ya que el amor es todo y todo lo puede, se sigue, pues, que el amor puede más que la muerte.
Y Jesús encarna este amor más fuerte que la muerte de Dios. Es por eso que el Enviado del Padre grita con voz potente: «Lázaro, ven afuera». Al momento, sale éste del lugar de los muertos. Luego se ve libre de las ataduras de muerte, y también de la realidad restrictiva, a la que María señala al decir ella: «Señor, ya huele mal, pues lleva cuatro días». Y no cabe duda de que la resurrección de Lázaro anticipa la resurrección de Jesús.
Vivos de forma nueva, no muertos
A cada uno de nosotros le queda contestar no más al que pregunta: «¿Crees esto?». Es de esperar que se le responda del mismo modo que Marta: «¡Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo!». Y si así contestamos la vida nueva de los que murieron con fe en Jesús será nuestra también. Si bien aún vivimos en la tierra.
Seguramente, habrá gente que diga que nos hacemos falsas ilusiones y abrigamos buenos, pero vanos, sentimientos.
Pero, ¿es malo del todo esperar y esforzarse. ¿Es bueno desesperarse y darse por vencido, resignarse y no hacer nada? Nos podemos hacer al igual que los caracoles que se encierran en sus conchas (SV.ES XI:397). Pero, ¿no es una forma mejor de vivir que nos acerquemos a los demás aun por medio de una oración de desperación? ¿Para pedir y dar ayuda, para comer y beber, y también para dar de comer y de beber?
Señor Jesús, no nos dejes estar tan muertos como los que han perdido todas las esperanzas. Más bien, déjanos vivir de modo nuevo deleitando a la tierra y alumbrando al mundo por el Espíritu.
26 Marzo 2023
5º Domingo de Cuaresma (A)
Ez 37, 12-14; Rom 8, 8-11; Jn 11, 1-45